Esta etapa, de gran belleza y recorrido no demasiado largo, ofrece sin embargo cierta dificultad al inicio, por lo que debemos estar muy atentos a las señalizaciones. La estrechez del sendero y la abundante vegetación también complican algunos tramos del recorrido. Hacia el final, la ruta asciende y se convierte en más exigente, pero sin apuros.
Nuestro camino ibérico soriano se inicia en Yelo, desde la puerta de su Iglesia de la Inmaculada Concepción. Se trata de un municipio pequeño pero encantador, con grandes casonas de piedra que conforman un entramado zigzagueante.
Saldremos por la parte más elevada del pueblo, dejando a la derecha los Cinco Palomares de piedra que se asoman al acantilado frente al camino que viene de Miño de Medinaceli. Pasadas estas típicas construcciones, giraremos a la derecha por un camino que asciende hasta una nave agrícola. Pasada ésta, se inicia el descenso a través de un estrecho sendero con abundante vegetación entre dos linderos de piedra semi derruidos. Este camino desemboca en la carretera SO-132, que debemos cruzar. A partir de aquí el sendero se hace más accesible.
Tras cruzar la carretera, llegaremos a una intersección de caminos. Seguiremos recto, tomando como referencia la chopera, y ascenderemos con una suave loma, dejando a la izquierda una pared de piedra. El camino describe una ligera curva a la izquierda y, a partir de aquí, es apenas visible y de trazado caprichoso. Comenzaremos la ascensión hacia Miño de Medinaceli.
Miño está situado al pie de unas peñas, bajo el Cerro del Castillo. Se trata de uno de los municipios con restos de asentamientos más arcaicos de la zona, incluida la producción de cerveza más antigua de Europa. Un área de mucho trabajo paleontológico expuesto en el museo del Valle de Ambrona.
Tras esta primera hora de recorrido, continuamos nuestro camino saliendo de Miño por la carretera SO-P-4162. Tras un pequeño ascenso, la carretera dibuja una curva de izquierda pero nosotros seguiremos recto hasta toparnos con las vías del tren. Para cruzarlas con seguridad, encontraremos a la izquierda un paso a nivel, justo antes del puente que cruza la carretera. Una vez hayamos cruzado al otro lado de la vía, volveremos a la altura a la que nos encontrábamos para girar por un camino que aparece a nuestra izquierda, justo antes de un pequeño puente.
Aquí se abre un amplio y cómodo camino rural en el que tenemos a la derecha la sierra y a la izquierda la carretera. Veremos nuestra referencia al fondo, en forma de tres pequeños picos en forma de cono hacia los cuales dirigiremos nuestros pasos. El camino irá describiendo una suave curva hasta dar con un pequeño sendero que se abre a la derecha y que nos hará dejar los tres picos a nuestra izquierda. Este camino se irá estrechando hasta convertirse en incómodo pero transitable a medida que dejemos atrás las fincas y parcelas. A la izquierda tenemos un pequeño arroyo que cruzaremos más adelante, a medida que avancemos por el camino rodeando los montes.
Una vez cruzado el arroyo, seguimos por este sendero a la izquierda y veremos cómo se va haciendo más diáfano a medida que se abre el valle. Al fondo, divisaremos ya la silueta de la Villa de Medinaceli. Con esta referencia al fondo, debemos ignorar los varios cruces que nos encontraremos para llegar a la carretera SO-132. Pasando la Estación de Medinaceli, seguiremos nuestro recorrido hasta la Ermita del Humilladero. En este punto, en vez de girar y tomar la carretera que nos dejaría en la Puerta Romana, tomaremos un sendero ascendente a la izquierda que nos hará rodear el pueblo, entrando por la Puerta Árabe de poniente y dando fin a esta corta pero, por momentos, exigente ruta.