
Duración total: media jornada
Distancia: Medinaceli – Rello 40 km
Medio de transporte: Coche

Desde Medinaceli, tomas la carretera que te llevará a descubrir pequeños pueblos llenos de historia y tradición. Cruzando un paisaje que bien podría haber inspirado las palabras de Ortega y Gasset, quien describió Romanillos de Medinaceli como «una aldeíta náufraga en un mar de espigas».
A medida que te acercas a Romanillos, atraviesas los Altos de Barahona, un área protegida. Este entorno natural, con su flora y fauna características, te prepara para la serenidad del pequeño pueblo que está por descubrirse.
Romanillos de Medinaceli tiene una huella identificativa inconfundible: su Vía Crucis Pétreo.
Además de callejear, puedes ver:
Construida en los siglos XII-XIII, con una portada románica y un crismón.
Al la derecha de la entrada, encontrarás tumbas antropomorfas orientadas de este a oeste.
Situadas junto al cementerio se pueden observar 12 sepulturas.
Se despliega a lo largo de las calles del pueblo hasta culminar en una suave colina junto a la ermita de la Virgen de la Soledad.
Al pasear por Romanillos descubrirás varios monumentos emblemáticos, como el dedicado al Arado y otro en homenaje al Pastor, símbolos vivos de las tradiciones rurales que han marcado esta tierra durante generaciones.
Además, en una pequeña zona ajardinada encontrarás una placa que recuerda al filósofo Ortega y Gasset, quien puso a Romanillos de Medinaceli en el mapa con sus palabras.
No te pierdas el museo etnológico del pueblo, donde podrás conocer de cerca la historia y las costumbres tradicionales que han dado vida a esta comunidad.
Luego de disfrutar de la serenidad de Romanillos, continúa tu viaje hacia Rello, un pueblo que guarda secretos medievales en cada rincón.
Rello, una joya medieval declarada Conjunto Histórico-Artístico en 2001. Su imponente muralla, perfectamente conservada, es un recordatorio de la importancia estratégica de este enclave en siglos pasados.
Entre sus símbolos más singulares destaca el rollo jurisdiccional, origen del dicho popular: “El rollo de Rello es de hierro”.
Tras pasear por las estrechas calles de Rello, como ando bien de tiempo, decido visitar dos de las atalayas que salpican esta región, testigos mudos de la historia de Al-Ándalus.
La Atalaya del Tiñón, a poco más de 3 km de Rello, de origen árabe, se erige en un entorno solitario, ofreciendo vistas espectaculares de los campos castellanos. A poca distancia, la Atalaya Torre Melero es otra parada interesante. Esta torre defensiva, similar en función y construcción, complementa la experiencia histórica, sumergiéndote aún más en los ecos del pasado.
Tras esta última incursión en el pasado, el camino de vuelta a Medinaceli marca el cierre de una jornada inolvidable. Con el atardecer iluminando los campos dorados y las colinas castellanas, la sensación de haber explorado la esencia de esta tierra te acompañará hasta tu regreso.
Notas:
Revisa el estado de los caminos, especialmente si ha llovido, ya que pueden estar embarrados.
Si lo prefieres, puedes visitar la Ermita de San Baudelio en lugar de las Atalayas. Consulta los horarios de apertura de la ermita.