Construido como arco del triunfo en el siglo I, se trata del único en España con tres vanos. El monumento sigue el modelo del arco de Trajano, con una decoración simple pero eficaz. Es el emblema de la Villa medinense y el modelo utilizado en toda la señalización de nuestro país para indicar monumentos nacionales.
El Arco se encuentra aceptablemente conservado salvo por su decoración, desgastada, fruto del emplazamiento en que se erigió, como entrada monumental a la ciudad. Dicha ubicación no es casual, sino que se escogió para que fuera visible como símbolo romano desde gran distancia. Además de su función conmemorativa, algunos historiadores afirman que el Arco señalaba el límite entre los conventos jurídicos de Caesaraugusta y Clunia.
Fabricado por completo en sillería, se reforzaron sus juntas con cantos y mortero. Su tamaño es de 13,20 metros de longitud por 8,10 metros de altura y 2,10 metros de grosor. El vano central servía para el acceso de carruajes y animales, mientras que los pequeños vanos laterales eran para ciudadanos y viajeros a pie. Existen marcas que indican la presencia en ambos flancos de letras en bronce, ya perdidas, que indicaban qué conmemoraba exactamente el Arco.
Desde él, las vistas del entorno de la Villa son espectaculares. A más de 1200 metros de altura, se domina todo el entorno: el cerro de la villa vieja (Occilis), los valles de Arbuxuelo y el Jalón y las salinas.
Fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural) en la categoría de Monumento en 1930.